Hace unos días
fui al cine a ver El Viaje Más Largo. Pues bien, esta película me ha hecho
reflexionar sobre mi vida amorosa (inexistente, cabe decir). Me he dado cuenta
de que el amor no es tan fácil como lo pintan en las películas y en los libros,
de que no es todo de color de rosa, ni el amor triunfa a pesar de todas las
dificultades.
Poco
a poco, todas mis amigas y amigos han empezado relaciones. Poco a poco, han ido
separándose de mí para poder, comprensivamente, pasar tiempo a solas con sus
novios/as. Mientras tanto, yo me he ido dando cuenta de que yo no soy la chica
de la que la gente se enamora.
No soy una
persona fácil con la que estar. Tengo una actitud dura, soy borde, antipática.
Defiendo lo que considero justo aunque eso me lleve a enfadarme más de una vez.
Muchas veces me han dicho que soy un reto, es cierto. Es un reto tratarme, aunque más bien el reto
es aguantarme.
Y a pesar de
que soy consciente de la dificultad que conlleva tratar conmigo, no me
arrepiento de nada. No me arrepiento de quién soy, ni de cómo soy. Ni siquiera
me arrepiento de las cosas que he hecho ni me arrepentiré de las que haré. Así
que, si alguien, en algún momento, decide ser lo suficientemente valiente para
aguantar mis discusiones, mis manías y aún así quererme a su lado, me gustaría avisarle,
no será nada fácil, pero, probablemente una parte de mí, por pequeña que sea, que
se alegrará indefinidamente de haberte encontrado.
Atentamente, Miss X
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